Los imaginarios de María

1. Concepciones del amor Puramente abstracto, sólo sentir. Creer qué es, invasión de sentimientos sometidos a pensar que sí. ¿Existe? ¿Sentir un invento? Sensaciones de alegría generan infinitos pensamientos esperanzadores, destructores del ser humano. Sí, porque las ilusiones que nos recreamos en la mente mueren, siempre, asesinadas por la realidad, malévola. Las mejillas sonrosadas y las risitas tontas se derrumban y el clima se convierte en árido, asfixiante, sofocante. La autoestima desaparece momentáneamente y así comienza. Se manifiesta otro sentimiento meramente artificial pero propio del humano. Bronca, enojo, furia, irritación, violencia y todos los sinónimos existentes. El odio es más fácil que el amor, se manifiesta por medio de las angustias, las cuales nacen cuando la realidad choca con la imaginación. El amor es un auto-boicot, trae consigo decepciones. Otra vez la violencia, innata, barbarie. La asimilación es tardía. Acariciar el espejo, con una pesada lástima y r...

Llorar, reír. Burla al sufrimiento emocional. Pena. Sensaciones forasteras inundan los pensamientos. Pequeñas alegrías. Condena. Quebrantamiento de la primera estructura de la felicidad. Ideales perdidos, mi "yo" perdido. Lágrimas sometidas a marchitarse en la pupila. Terror, aislamiento. Cielo azul, brillante sol, putrefacción de los gustos. Dolor asumido, voz hueca, palabras vacías. El miedo ya no sana. Pena y represión.

-¿Acaso hubo búhos acá? Decime, María! ¿Quién?, ¿Quién estuvo?- La puerta estaba entreabierta, María no era una doncella y eso, el viejo miope, no podía comprenderlo. -Búhos… Y hasta lechuzas!- Gritó María. María, puta, libre y felíz, empujó al viejo y se fue con la esperanza de que algún carroñero la abrace. -Oirás orar a Rosario!!!!- Gruñó el viejo, maléfico.