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Mostrando las entradas de 2019

yo es otrx

Observé mi reflejo, mi rostro y su quietud. “No soy”, me dije. Entonces arranqué algunos dientes. Me quebré el tabique hacia el lado izquierdo. Afeité la cabeza. Ingerí papas fritas excedidas en aceite rancio hasta vomitar. Voy a gritar. Grito. “Quiero un espejo”. Y ahí estoy, soy.

Busco soluciones para comenzar una nueva etapa

Los motivos que me urgen en este momento: respuestas. La negación constante de mi propia vida resulta indispensable para bloquear todo resultado de búsqueda, de autobúsqueda. En el espacio del psicoanálisis, la niña que siempre quise evidentemente no es la misma niña que fui. ¿Puedo ser la adulta que soñé de niña, niña que quise ser? La diversidad de SER que quise, las múltiples existencias de lo que soy en tanto soy mujer, hija, amiga, novia, vecina, ciudadana y toda esa gilada. Debo aclarar que la niña   que quería, que supone una adulta soñada, es la antítesis de la existente en este plano real, es decir, yo. Miraba programas dirigidos a amas de casa habilidosas, tenía 10 años y proyectaba lo que quería ser. Manualidades, cocina, pastelería, pinturitas, maquillaje, cosmetología, manicuría, masajista, luego vino MTV, otra vez la guitarrita. Todo eso no lo fui. Lo proyecté pero me desvié. La vida es diversa, por eso mismo. Mi duda es el poder volver sobre lo proyectado si...

Milonga de Jacinto Chiclana

Me acuerdo, fue en Balvanera en una noche lejana, que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también de una esquina y de un cuchillo. Los años no dejan ver el entrevero y el brillo. ¡Quién sabe por qué razón me anda buscando ese nombre! Me gustaría saber cómo habrá sido aquel hombre. Alto lo veo y cabal con el alma comedida; capaz de no alzar la voz y de jugarse la vida. (Recitado) Nadie con paso más firme habrá pisado la tierra. Nadie habrá habido con él en el amor y en guerra. Sobre la huerta y el patio las torres de Balvanera y aquella muerte casual en una esquina cualquiera. Solo Dios puede saber la laya fiel de aquel hombre. Señores, yo estoy cantando lo que se cifra en el nombre. Siempre el coraje es mejor. La esperanza nunca es vana. Vaya, pues, esta milonga para Jacinto Chiclana.

La complejidad del cuerpo

Ante una figura bastardeada, golpeada, violada y cosificada por siglos y siglos, es hasta redundante la problemática de nuestra percepción hacia nuestros cuerpos. Son deformes, flacos, gordos, huesudos, celulitis, arruguitas… la alta, la petisa, la que calza 41 y la que calza 36. Esas etiquetas tan siniestras que persiguen un único objetivo: odiarnos. Odiarnos para generar más consumo, tanto económico como sexual. Somos el cebo de toda una ideología que nos termina asesinando. Y si mi pareja no me mata, yo lo hago cuando rechazo la comida, me depilo y sangra, el Estado que me obliga abortar con lo que una tenga a mano, se nos mutila las orejas de bebés, se nos enseña el patriarcado en crudo a través de juguetes específicos Lo que está mal es pertenecer.

Sustracción de la identidad: II

II La copia se aparece cuando unx menos se lo espera. Te analiza y luego te quiere convencer de que en realidad sos vos quien se está copiando. Insisto con el problema de la originalidad. A continuación, una lista de frases que ayudan a detectar a una copia: -Yo también. -Estás como yo. -Estoy igual. -Me pasa exactamente lo mismo. Verdaderamente hay más pero en este preciso momento de furia discursiva, no las recuerdo. Entonces podría temerle, además, a los espejos. ¿Qué mejor copia? No. La verdad que no.  Esto es distinto. La cuestión del otro que se focaliza en una, en mí, cual ser vacío y carente de personalidad. Ahí arranca el proceso gradual de copia. Y me da miedo. Yo no soy quien ella dice que soy. Compite conmigo. Juega con mis dudas y temores.

El lenguaje como obstáculo - I [Full Album]

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Ultima carta de Cortázar a Pizarnik.

París, 9 de septiembre de 1971    Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estés ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de.    Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte.     Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y demás no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo.   El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonist...

Soy mujer de Alejandra Pizarnik

Soy mujer.  Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea.  Es el calor de las otras mujeres,  de aquellas que no conocí,  pero que forjaron un suelo común,  de aquellas que amé aunque no me amaron,  de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible,   luchador,  de piel suave y tierno corazón guerrero.
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Acto involuntario

Me había convencido de que iba a ser la última vez que lloraría. Siempre tengo que llorar, poner cara de ¡pobrecita!, arrugar un poquito la nariz y la sonrisa dada vuelta. Ahí arranco a lagrimear. Y la verdad es que estoy furibunda, lloro porque sí. A veces está buenísimo canalizar toda la mierda que nos toca vivir en este mundo a través de la lagrimita, gritar, saltar, patear la cama. Muy bonito. Pero cuando se llora por la desvalorización, el futuro que nos trae la muerte, la comodidad injusta, el cansancio… ¿qué? Lloro porque a-b-c Lloro porque d-e-fghijkl………. Una sensación picosa recorre la nariz hacia arriba, comienzan los espasmos y.