La complejidad del cuerpo
Ante una figura bastardeada, golpeada, violada y cosificada por siglos y siglos, es hasta redundante la problemática de nuestra percepción hacia nuestros cuerpos. Son deformes, flacos, gordos, huesudos, celulitis, arruguitas… la alta, la petisa, la que calza 41 y la que calza 36. Esas etiquetas tan siniestras que persiguen un único objetivo: odiarnos. Odiarnos para generar más consumo, tanto económico como sexual. Somos el cebo de toda una ideología que nos termina asesinando. Y si mi pareja no me mata, yo lo hago cuando rechazo la comida, me depilo y sangra, el Estado que me obliga abortar con lo que una tenga a mano, se nos mutila las orejas de bebés, se nos enseña el patriarcado en crudo a través de juguetes específicos Lo que está mal es pertenecer.